Exhibición Martes 22 de febrero
Ciclo: “Lo arbitrario de los géneros”
Documental
Capturing the Friedmans
dirigida por: Andrew Jarecki

El cine documental, de acuerdo con las convenciones asumidas por los teóricos de los medios audiovisuales, es aquél que se aleja de la ficción y refleja acontecimientos reales. Con todo, esa dicotomía entre ficción y documental no deja de ser un equívoco, dado que la mirada del creador —el cineasta- moldea en ambos casos un relato. Por ejemplo, cabe imaginar un documental sobre la vida de un animal. Muy probablemente, el guión de dicho documental dramatice los hechos esenciales que rodean a la especie en cuestión, e incluso es probable que los técnicos encargados del rodaje hayan trucado con toda meticulosidad situaciones que, de otro modo, no hubiera sido posible captar con la cámara. Incluso es posible que la filmación se lleve a cabo con animales amaestrados, cual si de actores se tratara. Así, pues, a efectos narrativos, esa película será tan artificiosa como una producción de naturaleza dramática, sólo que en este caso el propósito será distinto, pues el documentalista pretende recrear hechos que sí se han dado en el mundo real.

En realidad, el cine de pioneros como los hermanos Lumière reflejaba situaciones de la cotidianidad con matices documentales. Sin embargo, las verdaderas raíces del género se sitúan en dos fórmulas cinematográficas, el documentaire, travelogue o película de viajes, y el newsreel o filme informativo. Desde 1907, Charles Pathé llevó a cabo la distribución de newsreels, anticipándose en ese afán a los noticieros cinematográficos de agencias como Fox Movietone y Metrotone. En el campo antropológico, el pionero va a ser Robert J. Flaherty, quien además teorizó sobre las convenciones del género. De hecho, la palabra documental fue aplicada por vez primera a un género cinematográfico por John Grierson. En 1926, en un artículo del diario "New York Sun", Grierson caracterizó mediante esa acepción un filme de Flaherty, Moana (1926).

Siguiendo la misma pauta, cineastas como Merian C. Cooper, Ernest B. Schoedsack, Dziga Vertov, Joris Ivens, Jean Renoir, Marc Allégret y el propio Grierson idearon nuevas producciones, hasta consolidar un género que hoy ha quedado firmemente ligado al cine y a la televisión.

Casi como una reacción a los artificios de la ficción el documental ha sido también, a fines de la década de los cincuenta, muy influyente en lo que a tendencias se refiere. Por sus connotaciones de autenticidad, se advierte su presencia en corrientes como el free cinema inglés, el neorrealismo italiano y el cinéma vérité, donde se aúnan la espontaneidad y la dramatización. Otro subgénero que se deriva de esa mezcla es el docudrama, donde los protagonistas de un determinado hecho lo reconstruyen ante la cámara, recreando así su propia realidad.

Capturing the Friedmans es una película documental que explora la naturaleza evasiva de la verdad a través del prisma de uno de los casos criminales más extraños de la historia americana. Los Friedmans parecen al principio ser una familia típica, Arnold Friedman es un profesor que incluso ha recibido premios, su esposa Elaine, una apacible ama de casa. Juntos, crían a sus tres muchachos en la ciudad de Long Island llamada Great Neck. El día de acción de gracias, la familia está preparando la tranquila cena familiar. En ese instante, un policía llama a la puerta delantera y los oficiales acometen en la casa registrando cada esquina, agarrando las cajas con las posesiones de la familia. Arrestan y procesan posteriormente a Arnold junto con su hijo mayor Jess. La película sigue su historia - desde la perspectiva del público y, lo más notable posiblemente, a través de la desintegración de la familia en el interior de esa casa gracias a la aportación de la grabaciones privadas de los Friedmans. La familia Friedman vio cómo su vida feliz y acomodada se hundía en la tragedia cuando en 1987 el padre y el hijo menor fueron encarcelados acusados de pederastia. Aunque los medios de comunicación americanos se volcaron en el caso, nada como los videos caseros de los propios Friedman capturan la realidad del auténtico drama: la doble moral de la sociedad y el cuestionable sistema legal existente. Estos videos son la base de este minucioso documental que ha conseguido una gran repercusión internacional además del Gran Premio del Jurado del Festival de Sundance y la nominación al Oscar a mejor documentaly que en palabras de Jesse Friedman, el hijo que cumplió trece años de prisión, resulta ser el verdadero juicio que nunca tuvo.
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